lunes, 26 de octubre de 2009

ENCONTRÁRSOLE

Llega a casa, luego de varios días de intensa actividad, abre su bolso de cuero marrón y busca la llave en su desorden post-fin-de-semana. Una caja de cigarrillos vacía, papeles que alguna vez envolvieron caramelos, clips para el pelo, un mini-perfume, la entrada del recital de anoche, anteojos de sol, teléfono, brillo de labios, monedas, billetera...llaves. Como siempre lo más buscado hace su aparición justo en último lugar. El sol no ha dejado más rastro que la luz que refleja en el cielo, ahora algo violáceo, luego de haberse escondido detrás del horizonte. Y los árboles se despegan del fondo como figuras negras plenas. Ya será de noche. Lo mejor es entrar rápido. Pero al intentar meter la llave en la cerradura, descubre que la casa no está vacía. Del otro lado de la puerta hay una llave puesta.



Escucha pasos y alguien que se acerca a abrir. La llave gira dos veces y reconoce con amargura su cara: es Soledad.
Ella es la mujer de los espejos, donde con frecuencia se ven imágenes que no se reconocen como propias, se ven fantasmas. Y llegan las ganas de gritar, pero el eco sería insoportable.
Ella es albina. Por eso es tan dificil sacarla de casa.
Es también muda. Pero sabe hablar de cosas que nadie más se atreve a decir.
Terapeuta transparente, fotógrafa del alma, narradora de cuentos verosímiles.
Como tener una cita a ciegas con la conciencia, como una hacerse una radiografía sentimental. Y sin embargo ¡cuesta tánto encontrarse con ella!
Conduce a la cima de la mas fría montaña para sentir el vértigo de mirar hacia bajo. Y no es tarea fácil la bajada.
Educadora de la libertad, experta en castigos naturales.
Una vez conocida se torna casi imposible dejar de verla. Y ¡cuánto más dolorosa es en medio de la gente! Se esconde entre las parejas felices, entre las madres e hijos, entre aquellos que van riendo solos y otra vez quiere subir a la montaña.


Las dos entran a la casa y se sientan frente al televisor. Hombro a hombro se quedan en silencio. Y afuera comienza a llover. Será un domingo cualquiera.

3 comentarios:

  1. Tengo que rescatar dos frases/fragmentos que me parecieron MAGNIFICAS/OS:

    "Y ¡cuánto más dolorosa es en medio de la gente!" (con su genial preliminar obviamente)

    "Como tener una cita a ciegas con la conciencia, como hacerse una radiografía sentimental. Y sin embargo ¡cuesta tánto encontrarse con ella!"

    Perdon que te cite a vos misma, pero me encantó. Queria contartelo.
    Besos.

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  2. Si hablamos de citar:
    La soledad fue tan sombría
    que no te dejó encontrar
    tu naturaleza divina.

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  3. Mi Señora Loli,
    Su texto es exquisito, aún hablando de algo tan mitificado y común como Doña Soledad, pocas veces se nos representa con la maestría de trazos que usted ha definido para hacerla visible, casi amiga.
    Claro, que siendo lo anterior verdad, también lo es, que una soledad tan compartida y retratada como la suya, deja de llamarse por su nombre, para tomar el nuestro, abandonando a su protagonista.
    Suyo, Z+-----

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